GEREDIAGA

Una no puede creer que a estas alturas sigan ocurriendo estas cosas. Aunque sólo fuera por mera corrección política. El caso es que Gerediaga Elkartea que organiza en Durango la feria del libro y disco vascos presentó ayer el cartel anunciador de la próxima edición. Cuando una lo vio en los medios se quedó de piedra. Se trataba de “El hombre invisible”, protagonista del mismo. Txapela, gafas y auriculares lo delataban. Unas gafas para leer, auriculares para oír y la txapela como distintivo de la cultura vasca y el euskera. Así lo describe su autor, un diseñador de 25 tacos. Con esos elementos trata de dibujar un hombre invisible y como guiño al personaje literario. Según recogía algún medio, el jurado lo ha seleccionado por su gran impacto visual, el mensaje directo que transmite y la simplicidad plástica. Las mismas palabras, añadían, utilizadas para premiar el del año anterior, aquel del Olentzero desnudo.

Una no entiende nada. Porque este hombre invisible, gran paradoja, sobre todo invisibiliza a las mujeres. Ellas no leen nada. Ellas no escuchan nada. Ellas están al margen de la cultura, también de la vasca. Y del euskera, por supuesto. Ellas tampoco son personajes literarios. La lectura, la música, la cultura y el euskera son cosas del hombre. Aunque sea invisible. Una sintió vergüenza ajena. Una se pregunta qué necesidad tenemos de seguir soportando estas cosas y se pregunta dónde están los colectivos feministas, las asambleas de mujeres, las políticas institucionales de igualdad y, sobre todo, Emakunde. Subvencionando, plegando y replegando datos y estadísticas, encuadernándolo todo y publicando mil y un informes que una no sabe si sirven para algo.

Porque la realidad es ésta: no hay perspectiva de género, eso que dicen en tan moderno. La imagen que se transmite con ese cartel a la ciudadanía vasca y especialmente a quienes masivamente acuden a primeros de diciembre a Durango es demoledora. Se dice, y con bastante razón, que una imagen vale más que mil palabras. Y esta imagen echa por tierra el trabajo que muchas desarrollan desde hace tiempo. El de todas las que trabajamos en las calles, en los coles, en las fábricas y en tantos sitios por la igualdad y contra el machismo y la heteronorma.

Ojalá decidiéramos desde las militancias pasar a la denuncia y a la acción. Ojalá se tejiera una red contra esta imagen nefasta y perjudicial. Ojalá planteemos un boicot a esta feria y que las mujeres nos negáramos a acudir a una feria que nos invisibiliza. Porque las mujeres leen, porque las mujeres escuchan música, porque las mujeres son distintivo de la cultura vasca y el euskera, porque las mujeres son protagonistas literarias. Y este boicot sí sería todo un impacto y un mensaje directo: “La mujer invisible”. Para la próxima edición, al menos, se lo pensarían un poco.

Paradojas del destino. En 1976 en esta feria de Durango nació EHGAM. Allí se diseñaron los primeros pasos y allí tenemos las militantas nuestro primer referente. Una, que siempre tiene presente que no hay mal que por bien no venga, ya piensa en un cartel alternativo para alguna de nuestras campañas que recoja a “La mujer invisible”. Y será muy fuerte.

Voilà. He aquí el primer boceto, tal y como quedó el 26 de Octubre. Veremos los cambios.